En el pueblo de Ikaztegieta nos hemos juntado mujeres blancas autóctonas y mujeres inmigrantes y racializadas. Hemos tenido la oportunidad de ponernos cara a cara y conocernos, reforzando la red de mujeres del pueblo y hacer frente al racismo que hoy está presente en todos nuestros rincones. Esto no es sólo un encuentro, sino un espacio para aprender unas de otras y avanzar sumando fuerzas entre nosotras.
Las sesiones suelen ser amenas y dinámicas. No queremos que nadie se quede fuera, creamos un ambiente agradable y de confianza en el que cada uno pueda escuchar y hacer oír su voz.
Entre nosotras trabajamos temas relacionados con el antiracismo y el feminismo. Pero no sólo hablamos de teoría; partimos de experiencias y de la vida cotidiana. Conociéndonos, tenemos la oportunidad de identificar las diferentes caras que tiene el racismo y el machismo. Y así surge la oportunidad de deconstruir nuestros prejuicios y abrir nuevas miradas.
El feminismo y el antiracismo son nuestros ejes, y ambos los compajinamos. Esto significa que cada tema no se explica sólo como un concepto abstracto, sino a partir de nuestros cuerpos y de nuestras vivencias concretas. Utilizamos metodologías activas, alternando movimiento y cuerpo, así como la reflexión y la palabra. Esto hace que el aprendizaje sea más profundo y completo.
Además, nos es muy importante crear un espacio seguro. En cada sesión creamos un espacio para escuchar y compartir, para que cada una pueda compartir sus sentimientos y vivencias con el grupo. En esos momentos aparece muchas veces la fuerza de la solidaridad: nos damos cuenta de que nuestras luchas no son aisladas, sino que forman parte de una red que construimos entre todas.
En resumen, estas sesiones de Ikaztegieta no son clases ni talleres normales. A través de la convivencia y la reciprocidad, creamos una comunidad más sólida entre nosotras. Ponemos en práctica el antirracismo y el feminismo, no sólo en palabras, sino en nuestras relaciones y en nuestra vida cotidiana. Y así, poco a poco, creamos herramientas reales para combatir el racismo y el machismo.
En definitiva, nuestras sesiones son experiencias colectivas: pequeños pero potentes procesos de encuentro, fortalecimiento y liberación entre las mujeres.