Durante las últimas semanas ha llegado a un gran número de centros escolares una misiva dirigida tanto a la dirección del centro como a las familias, firmada por Euskal Herriko Feminista Erradikalak, y en la que se advierten diferentes “preocupaciones” sobre algunos programas de coeducación y educación sexual que ofrecen diferentes asociaciones y cooperativas.

Con este comunicado, diferentes agrupaciones que trabajamos en torno a la coeducación, la sexualidad y el feminismo en entornos escolares y otros agentes de la comunidad educativa, queremos mostrar nuestra preocupación ante la gravedad de que determinados grupos promuevan mensajes que no sólo van en contra de los principios igualitarios que tienen que ser la base en procesos educativos, sino que en muchas ocasiones rozan la falacia, cuando no, la mentira. Además, nos reafirmamos en nuestro compromiso por seguir trabajando estos ejes con la misma determinación, ilusión y esfuerzo para erradicar las violencias que viven las niñas, niños, niñes y adolescentes, y construir entornos seguros en los que la expresión de su sexualidad y su género no esté en constante peligro.

Por lo que respecta a la carta en sí, las autoras afirman en un párrafo que: “Si bien algunos de estos programas fomentan con naturalidad el respeto hacia las diferentes orientaciones sexuales y afectivas, nos preocupan aquellos otros que para explicar la sexualidad humana, la identidad de género y abordar la transexualidad en menores, hacen uso de planteamientos contrarios a la ciencia y teorías negacionistas. Nos gustaría que explicaran, si pueden, cuáles son esos planteamientos contrarios a la ciencia y teorías negacionistas en las que supuestamente se apoyan estos programas. Como no proporcionan ningún ejemplo, asumimos que simplemente aprovechan el tirón que tienen ahora mismo esos conceptos sin ninguna base (ni científica ni de ningún tipo), para confundir a la comunidad educativa y lanzar
un mensaje que provoque la sospecha infundada entre la gente.

Continúan: “Apoyamos cualquier iniciativa que fomente la inclusión, pero debemos ser críticas con un material didáctico que contraviene los principios de coeducación, al validar conceptos sexistas como el género innato (estereotipos culturales, cosas de chicas/cosas de chicos), o ideas que plantean que un niño, por tener gustos o comportamientos considerados femeninos, podría ser una niña o a la inversa”. De nuevo no proporcionan ningún ejemplo de que esto sea así. Si algo hacemos las personas que trabajamos la diversidad sexual y de género con menores es ir al origen de los estereotipos de género, desmontar el esencialismo en el que se basan y proporcionar referentes, ejemplos y modelos reales que cuestionan, subvierten y traspasan, muchas veces, el binomio masculino-femenino y sus constreñimientos. Es importante resaltar que esos modelos reales son muchas veces con los que conviven en su propia cotidianeidad, en sus clases, en sus grupos afines y en sus familias. La realidad sexual y de género de las personas menores es igual de diversa y rica que la de las adultas, y es nuestro trabajo como educadoras apoyar, acompañar y facilitar esos procesos desde el absoluto respeto a sus identidades y preferencias, y proporcionando los recursos adecuados para que las desarrollen en libertad.

El siguiente párrafo de la carta es todavía más engañoso, pues dice: “Estos planteamientos, además de carecer de base científica, son muy imprudentes al poner en peligro el normal desarrollo de la personalidad de las niñas y niños generando confusión en edades claves y condicionando incluso su futura orientación sexual. Además de no abordar adecuadamente la disforia o incongruencia de género que sufren muchos menores, ni las posibles causas que la originan”. Otra vez aparece al argumento científico -sin aportar ellas ninguna prueba de este tipo- para sostener una serie de críticas que no sólo son peligrosas, sino que directamente podríamos calificar de reaccionarias, eso sí, de una manera sutil y confusa, para conseguir precisamente lo que pretenden, confundir. Podríamos empezar preguntándonos, ya que no nos lo dicen, qué es “un normal desarrollo de la personalidad” y qué es concretamente lo que lo pone en peligro que, si entendemos bien lo que dicen, sería condicionar “la futura orientación sexual”. La teoría feminista en la década de los setenta del siglo pasado ya advertía que el único condicionamiento de orientación sexual que se hace con las niñas, niños y niñes es hacia la heterosexualidad, ya que nuestro sistema y todas sus instituciones están enfocadas hacia la heterosexualización de la sociedad. El propio hecho de pensar la orientación sexual como algo a futuro es menospreciar y pasar por alto que las personas en todas sus fases tienen desarrollada su sexualidad, y que ésta, como tantas facetas de la vida, no es fija ni estática, sino que está sujeta a los contextos que se habitan, a las experiencias vividas y al desarrollo subjetivo de cada persona. No entendemos a que se refieren, pues, con lo de condicionar la orientación, sino es como una forma sutil y mezquina de rechazar que se visibilicen las realidades de las personas no  heterosexuales.

Educar en la diversidad sexual y de género es legitimar que todas las experiencias son válidas, lo que resta sufrimiento y estrés a las niñas, niños y niñes que no viven su identidad de género y sus preferencias sexuales dentro de la heterosexualidad y la normatividad de género. Por último, hacen referencia a la “disforia o congruencia de género”, sin explicar en qué consisten y dándolos por sinónimos, lo que provoca la confusión entre las personas no familiarizadas con estos términos. Entendemos, otra vez, que la confusión y armar un poco de ruido descontextualizado y sin ningún argumento válido era uno de los objetivos marcados con esta carta.

Por estos motivos, las organizaciones firmantes mostramos nuestro rechazo ante un discurso dañino, reaccionario y que pretende imponer una sola manera de entender la sexualidad y el género, y que es contraria tanto a las teorías feministas y LGTBI+ de los últimos años, como a las realidades materiales y emocionales que viven las personas LGTBI+. Como ya hemos dicho, nuestro objetivo es un mundo donde las agresiones machistas y LGTBI+ fóbicas no tengan cabida, por lo que el marco educativo es fundamental para el trabajo no sólo de la prevención de estas violencias, sino para la consolidación de un paradigma en el que el desarrollo de las diferentes subjetividades se haga desde el disfrute, el respeto y la libertad de todas, todes y todos. Y en esta lucha seguiremos trabajando.

Firmamos:
Eihera
Emagin
Arremanitz
Harremanak
Juntura
Artaziak
Hiruki Larroxa
Bizkaiko Urtxintxa Eskola
Sorginlore
Loratuz Lotu
Elkarrekin Koop. Txiki
Ara!Gorputz
Parean
Maushaus
Farapi
Sexuenart
Denbora

Aquí se puede leer la carta que mandaron: